"El tiempo está después" es una canción del cantautor uruguayo Fernando Cabrera, forma parte de su álbum homónimo lanzado en 2011. Cabrera se ha consolidado como una figura emblemática en la música uruguaya, fusionando géneros de manera única y aportando letras profundas que invitan a la reflexión. Esta canción, como muchas de sus obras, habla sobre la memoria, el amor y los encuentros perdidos.
La letra de "El tiempo está después" presenta una serie de imágenes evocadoras que retratan un paisaje urbano donde confluyen nostalgia y melancolía. Desde el inicio, menciona lugares concretos como "la calle Llupes" y "Belvedere", situándonos en un contexto familiar para quienes conocen Montevideo. El tren que "saluda desde abajo con silbos de tristeza" es una metáfora potente que encapsula el paso del tiempo y las despedidas que este acarrea. Hay un sentimiento de añoranza implícito en esta imagen: el tren simboliza tanto el movimiento físico como emocional, sugiriendo la transitoriedad de las experiencias vividas.
A medida que avanza la letra, se hace referencia a las “filas infinitas” y al empedrado tapado, generando una sensación de estancamiento o pérdida. Esto puede interpretarse como una crítica a la cotidianidad que atrapa a las personas en rutinas monótonas donde las emociones profundas quedan escondidas. La llegada de la primavera decorada con el término "soledad" refuerza esta idea; aquí se produce un contraste doloroso entre lo que debería ser un renacer lleno de vida y lo que realmente se siente: aislamiento e incomunicación.
En otro pasaje, Cabrera despliega ingenio al hablar de “mis lágrimas en tus bolsillos”, sugiriendo cómo a veces cargamos con los sentimientos ajenos o nuestras propias tristezas compartidas en relaciones pasadas. La mención del “sacón” –un abrigo– evoca intimidad y protección, pero también revela un cambio: alguien ha tomado distancia afectiva o ha cambiado su actitud hacia nosotros.
El verso final cierra con un mensaje esperanzador aunque ambivalente: “Un día nos encontraremos en otro carnaval”. Este encuentro en medio de la celebración puede sugerir anhelos por conexiones renovadas o por épocas mejores. Al mismo tiempo, recomienda aprender sobre lo vivido y reconoce que no hay espacios donde los recuerdos puedan ser completamente borrados; incluso esos lugares o momentos tienen historia.
Desde una perspectiva atenta al simbolismo del tiempo dentro del título mismo (“El tiempo está después”), parece haber una invitación a reflexionar sobre cómo valoramos nuestras experiencias pasadas para enfrentar el presente. El equilibrio entre añoranza y esperanza aparece ahí como esencia central: aunque cierto pasado no se puede cambiar ni borrar, siempre hay espacio para nuevas oportunidades.
En cuanto a datos curiosos sobre esta canción, Fernando Cabrera es conocido por su habilidad para entrelazar elementos poéticos con referencias culturales específicas de Uruguay y su uso innovador del lenguaje musical. Además, su estilo ha sido influido por otros compositores latinoamericanos relevantes, contribuyendo así al rico panorama musical rioplatense. Su trabajo ha sido bien recibido tanto nacional como internacionalmente y ha generado admiración entre críticos por su profundidad lírica y melódica.
Así pues, "El tiempo está después" no sólo es una reflexión sobre el paso del tiempo sino también un homenaje a las memorias compartidas y al deseo humano intrínseco por reconectar con lo significativo tras cada despedida.