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El día que lluevan pianos de Marea

album

El día que lluevan pianos (Single)

22 de diciembre de 2011

Significado de El día que lluevan pianos

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"El día que lluevan pianos" es una de las canciones más emotivas de Marea, una banda española conocida por su capacidad para fusionar el rock con letras poéticas y profundas. Al formar parte del álbum "En mi lugar", lanzado en 2011, esta pieza destaca por su singularidad y la forma en que aborda el amor y la pérdida desde una perspectiva muy personal.

La letra de la canción está cargada de imágenes evocadoras que transmiten un profundo anhelo y melancolía. Desde el inicio, se presenta un contraste entre lo efímero del momento y la búsqueda desesperada de conexión: “Adiós, decía el estampido y yo / detrás de su reflejo fui.” Aquí se percibe un eco de despedida, algo irreversible que deja al protagonista atrapado en un ciclo introspectivo. Esta imagen inicial sienta las bases para explorar el dolor emocional y psicológico que puede surgir tras una separación.

A lo largo de la letra se perciben tensiones emocionales notables; hay una lucha constante entre los deseos del corazón y las realidades prácticas. La frase “será que mi cansino caminar / no ronda por la puerta de / aquello que llaman amor” sugiere que el protagonista siente que su camino hacia el amor está lleno de obstáculos e incertidumbres. Esta reflexión profunda se convierte en un mantra sobre las dificultades inherentes a las relaciones románticas. La ironía aquí radica en el deseo ardiente de estar con alguien mientras se enfrenta a la falta del propio conocimiento sobre cómo conseguirlo.

El llamado a "quedarte hasta el día que lluevan pianos" introduce un deseo desesperado pero lírico: implorar a esa persona especial a permanecer incluso cuando parece imposible o poco realista. La imagen misma es potente; evoca una idea surrealista donde algo tan fuera de lo común como llover pianos simboliza expectativas poco comunes o situaciones esperadas solo en sueños. Es casi como si estuviera reconociendo su vulnerabilidad al pedir este sacrificio emocional.

Asimismo, hay matices crudos en líneas como “contar las puntadas sin hilo es / lo que me queda por hacer”, donde se combina la urgencia con la impotencia. El protagonista sabe que sus esfuerzos pueden parecer vacíos e inútiles, pero aún así opta por seguir adelante, sumar esos puntos queridos aunque parezcan carecer de sentido.

La música también juega un papel crucial en transmitir esta carga emocional; los riffs potentes y la voz rasgada del vocalista generan un clima denso alrededor del mensaje ya trágico de los versos. Marea posee ese talento único para crear melodías pegajosas acompañadas por letras profundas, haciendo al oyente sentir cada palabra casi corporalmente.

En cuanto a datos curiosos sobre "El día que lluevan pianos", es interesante mencionar cómo Marea ha conseguido mantener su popularidad durante años con un estilo auténtico y sin concesiones comerciales excesivas. Su enfoque honesto hacia temas cotidianos resonó profundamente con generaciones enteras; esta canción no es solo música, sino un fenómeno cultural dentro del rock español contemporáneo.

En resumen, "El día que lluevan pianos" es una obra maestra moderna donde cada línea refleja luchas internas complejas sobre amor, pérdida e identidad. Con imágenes vívidas y metáforas impactantes combinadas con potentes riffs musicales, Marea logra capturar la esencia misma del anhelo humano en toda su ambivalencia emocional.

Interpretación del significado de la letra realizada con IA.

Adiós, decía el estampido y yo
detrás de su reflejo fui,
sujétame un rato este sol, te dije, y ya jamás volví,
y con tanto rumiar las briznas me olvidé
de echarle más pelusa al ombligo y, tal vez
debí mirar atrás y preguntar si ayer
la lontananza era limpia y la senda también,

será que mi cansino caminar
no ronda por la puerta de
aquello que llaman amor,
y en el alféizar me quedé,
mirándote al pasar, queriéndote ofrecer
el pienso de tan lejos que no pudo ser,
y te quiero contar que nada me amparó,
así que mal y tarde te pido,

quédate hasta el día que lluevan pianos,
quédate hasta que yo dé mi brazo a retorcer,
y fóllame, como si esta noche me fuera a comer
las estrellas una a una,
quédate, jugará tu corazón al esconder, con el mío,
en la basura,

contar las puntadas sin hilo es
lo que me queda por hacer,
que dicen que tan necio soy
que no he sabido enloquecer,
pero juré enlutar los tumbos que bordé
y levantarme cabal y maldito por ti,
y, al decirle al papel que sigo estando aquí,
el eco me devuelva el gemido.

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